lunes, 18 de enero de 2016

Cinefilia: La Chica Danesa

Es una película biográfica británica dirigida por Tom Hooper y protagonizada por Eddie Redmayne (Lili Elbe) y Alicia Vikander  (Gerda Wegener).
Cuenta la historia de Lili Elbe, la primer persona “conocida” en ser la destinataria de un cirugía de cambio de sexo. Eddie Redmayne interpreta de una forma destacada el personaje, logra transmitir el descubrimiento y la desubicación de Einar Wegener y su doble personalidad (Lili Elbe). Destaca actuación de la actora de reparto Alicia Vikander.
Se entiende que tanto historias de libros y biográficas, en la mayoría de los casos, sobrepasan las adaptaciones para cine, y “La chica danesa” no es la excepción. Dos aspectos, el drama del personaje de Gerda al descubrir que Einar prefería ser mujer que comportarse como varón; y Gerda, siempre fiel, acompañando en el lecho de muerte a Lili Elbe, en compañía de una hermosa vista panorámica, drama de telenovela. Si se lee un poco sobre la vida de estos personajes (Dinamarca, fríos por naturaleza), su relación no fue tan complicada, artistas destacados, sensibles por naturaleza, existía un puente de comprensión y respeto, pues la condición de intersexual, no era desconocida por Gerda, siendo compañeros desde la Escuela de Arte de Copenhague.
El Rey de Dinamarca invalidó el matrimonio de los Wegeners en octubre de 1930, y Einar consiguió obtener legalmente el cambio de sexo y de nombre, y recibió un pasaporte con el nombre de Lili Elbe. Gerda Wegener se casó con un oficial Italiano, aviador, y diplomático, el Mayor Fernando "Nando" Porta, y se mudaron a Marruecos, donde tomaría conocimiento de la muerte de Elbe (1931), a quien Gerda se refirió como "mi pobre y pequeña Lili". (En contraste, Gerda definía a su segundo marido como un "espléndido y magnífico macho".) Tras vivir varios años en Marrakech y Casablanca, los Porta se divorciaron, y Gerda regresó a Dinamarca, donde murió en 1940.
Cabe destacar que, ya sea por posición social o por la “apertura” de sus autoridades, y a pesar de la época, no encontró Einar, las dificultades que enfrentan actualmente las personas transgénero para cualquier trámite o solicitud. También, señalar el hecho que gracias al celuloide, hoy se rescata la obra de la pintora Gerda Wegener en el museo de Arken, Dinamarca, que exhibe 178 obras, entre pinturas, dibujos e ilustraciones, la mayoría cedidas por coleccionistas privados.  
Película de entretenimiento, destacando la producción de diseño y vestuario, así como el de fotografía.

Elan Aguilar.
Lili Elbe, 1926.
Gerda y Lili. Gerda Wegener

jueves, 7 de enero de 2016

Acá vivía mi padre, un tal Pedro

"El que suscribe, Pbro. Don Salvador Gómez Jiménez, párroco de Sayula, Jal., CERTIFICA: que en el libro de bautismos número 69 en la página 45 y bajo el número 166 se encuentra una acta del tenor siguiente:
En la parroquia de Sayula, Jal., a 11 de junio de 1917, el Pbro. Don Román Aguilar bautizó solemnemente a Carlos Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, que nació el día 16 de mayo de 1917 en Sayula, Jal. Es hijo de Juan Nepomuceno Pérez Rulfo y María Vizcaíno Arias.
Abuelos paternos: Severiano Pérez Jiménez y María Rulfo de Pérez Jiménez.
Abuelos maternos: Carlos Vizcaíno y Tiburcia Arias.
Padrinos: José Jesús Pérez Rulfo y María Dolores Rulfo.
Notas marginales: No tiene."
              
José María Arguedas, escritor peruano se refiere así del mexicano: "¿Quién ha cargado a la palabra como tú, Juan, de todo el peso de padeceres, de conciencias, de santa lujuria, de hombría, de todo lo que en la criatura humana hay de ceniza, de piedra, de agua, de pudridez violenta por parir y cantar, como tú? En ese hotel, más muerto que vivo, el Guadalajara Milton, nos alojaron juntos ¿de pura casualidad? Me contaste algo de cómo fue tu vida. Te despidieron y volvieron a nombrar algo así como veinte veces en los Ministerios de la Revolución Mexicana. Trabajaste en una fábrica de llantas. Dejaste el puesto porque te quisieron enviar a las oficinas de otro país. Mientras hablabas en tu cama, fumabas mucho. Me hablaste muy mal de Juárez. No debí sorprenderme de la heterodoxia con que ordenabas las causas y efectos de la historia mexicana, de cómo parecía que conocías a fondo, tanto o mejor que tu propia vida, esa historia. Y me hiciste reír describiendo al viejo Juárez como a un sujeto algo nefasto y con facha de mamarracho. Me acordé de la primera vez que te conocí en Berlín, de cómo te llevé del brazo al ómnibus, con cuánta felicidad,".
Ernesto Parra, periodista español, le pidió a Rulfo, allá por 1979, que mencionara a los escritores hispanoamericanos de su preferencia, este respondió: "En primer lugar, a Juan Carlos Onetti. Para mí es un autor fundamental. Después, José María Arguedas, de Perú, que desgraciadamente se suicidó". 
Cuando Juan salía de vacaciones escolares, se iba a San Gabriel a visitar a sus hermanos. Le gustaba mucho tomar fotografías y caminar mucho. Incluso con sus fotografías obtuvo un premio en Jueves de Excélsior, allá por 1930. Qué tiempos los tuyos Juan, hoy, muchos concursos ya están arreglados, y no sólo los de obra pública.
 Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de la saponarias.
      El camino subía y bajaba: «Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para él que viene, baja.»
      —¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
      —Comala, señor.
      —¿Está seguro de que ya es Comala?
      —Seguro, señor.
      —¿ Y por qué se ve esto tan triste?
      —Son los tiempos, señor.
Rulfo vivía una vida muy bohemia. Se dormía en las madrugadas por pasarse la noche leyendo a los clásicos, a Goethe, Cervantes, Tolstoi, etc. 
Cuando Juan se fue a vivir a casa de su abuela María, tenía Rulfo su cuarto lleno de fotografías, de discos de música clásica y de muchos idolitos, recuerda su hermana.      
 "Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo —me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
       Todavía antes me había dicho:
      —No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio... El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.
      —Así lo haré, madre.
      Pero no pensé cumplir mi promesa. Hasta que ahora pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso vine a Comala."
Siendo como eras Juan, una persona silenciosa, discreta, ensimismada, lo dijiste todo. Algunos gustan de repetir frases como "En vida hermano, en vida". Pero sabemos que no es así, porque es en vida y es en muerte. Por eso hoy te recuerdo amigo Rulfo, tanto como a Pedro.
Elan Aguilar