Te agradezco mi cuerpo y la vida,
mis padres, hermanos,
la tierra, el aire, el agua
y lo que no imaginaría.
Miro al cielo y agradezco.
Tu reino es mi mundo y agradezco
la mujer que me acompaña,
para evitar lo grotesco.
Yo te ofrezco mis dudas,
mis temores y mis miedos.
Tuyos mi impotencia,
y mi falta de cordura.
Te agradezco infinitamente
con la mente y el corazón abiertos,
con mi alegría, con mi llanto.
Sin reservas, gratuitamente.
Elan Aguilar