jueves, 31 de diciembre de 2015

Los Plateados

Cuento. Texto Completo *
Elan Aguilar.*

Vi el pizarrón. “Muere Gallina”. Lunes, siempre es lo mismo los lunes, después de un fin de semana futbolero. El borrador ahora, hará su tarea. Como siempre, no tiene importancia saber quién lo escribió. Muchas cosas sufren la discriminación, no sólo la gente negra, los gordos, los flacos, los altos o los chaparros; también los maestros, su vestir, el caminar. La lista es larga. Yo, desde que nazco. Todos me ven con malos ojos, con ojos de prejuicio, con ojos de sorprendido, con ojos desorbitados, con ojos de extrañeza. De los niños y los adolescentes lo entiendo, pero ¿por qué los Hombres son tan estúpidos?
Increíble ver como un televisor les rige sus vidas, les dicta sus normas de convivencia, de conducta, decoro, sus modas y los parámetros de lo es “lo normal”. Sus vidas pasan de pé a pá, sin más que pasar para la gran mayoría ¿Y acaso alguien los juzga? ¿Alguien los mira con ojos estupefactos y dice “No, eso no está bien. No puede ser. No es normal”? ¿Se los han dicho? No. Nadie.
Además de soportar la discriminación, he de mencionar que si muero, a nadie le importa. Aunque debo aquí reconocer, que en esto, si me parezco a las mayorías. La gente muere a diario y a nadie le importa. Es como echar una cáscara de plátano a la basura. El show debe continuar: consumir, crear basura, reproducirse, consumir.
Yo en cambio, aunque algunos me relacionen con la sapienza, la sabiduría, el ser reflexivo. Sólo tienen ojos para mis defectos. Que no me alimento bien y me faltan nutrimentos, que sino la edad, o achacoso. ¿Acaso debería tomarlos en cuenta? Si la vida dura muy poco. Se comenta que la vida de una mosca dura entre quince y veinte días en promedio, los perros de doce a quince años, los hombres y las mujeres, en su mayoría, más de treinta años. Sin embargo yo, en cuanto he crecido, de inmediato me hacen saber que este no es mi lugar, que no pertenezco a este mundo, que no soy, según les han hecho creer, algo “normal”. No me aceptan. Tratan de cambiarme. No me piden opinión. No es si quiero o me parece bien. Es cambiarme a su manera o morir. Ser desterrado para siempre.

“Hey profe, ya se está poniendo viejo. Ya le salió otra cana.”

Hoy al llegar a casa, sabré mi destino: me llenarán de tinte o seré arrancado de esta vida por unas pinzas.

Elan Aguilar
Pd.- A mis amig@s lectores. Nunca renuncies a lo que eres, no esperes ser otro, acéptate. Abrazos y feliz año nuevo 2016, 

jueves, 24 de diciembre de 2015

Seis hábitos para ser feliz en el 2016


Después de transcurrido el año, Mis 22 hábitos para el 2015 fue cubierto en buena parte, sin embargo para el año nuevo que viene he tratado de reducirlo a sólo 6 hábitos, y que me ayuden a mantenerme en forma: física, mental y espiritualmente. ¡Bienvenido 2016!

1. Perdón.   Una acción difícil de llevar a cabo, sobre todo, si se trata de aplicarla a uno mismo. En esta vida, las enseñanzas siempre transcurren a través de acierto y error. Y los errores, siempre son, se me olvida, los que mejores enseñanzas me han dejado.
2. Gratitud.   Esa loca manía de ver hacia afuera en lugar de adentro, de ver el vaso medio vacío, de mirar el agujero de la rosca. Agradeceré todo. Gracias
3. Ejercicio.   ¡Si! Nuevamente y como cada año, esta palabra, repite. Y no es tan siquiera iniciativa propia, son mis perros que no me dejan. Apenas me pongo un short o los tenis y empiezan como locos, como si hubieran visto un pedazo de filete o un buen hueso.
4. Meditar.    La práctica de la oración o del yoga, son buenas alternativas para un ser neurótico como yo, que sale a carretera y piensa que sólo él tiene la preferencia, o que si ya se hizo el tráfico es gracias a los inútiles que van delante de mí. Así que ¡Dalaay!
5. Resiliencia.    ¿Y eso qué significa? Bueno, diré que yo tampoco lo sé, pero será la práctica diaria de adaptarme a los demás, a las circunstancias, de aceptar lo malo, lo bueno, la enfermedad, la salud, la vida y la muerte.  

6. Simplificar.     “Quien mucho abarca, poco aprieta” “Más vale pájaro en mano…”. Identificar lo verdaderamente importante: en lo personal, en el trabajo, en la escuela y mi tiempo de ocio. La vida es breve. Y este punto me remite a los cinco anteriores. ¡Ánimo!
Elan Aguilar.

martes, 8 de diciembre de 2015

Lennon y yo

Elan Aguilar

¿Para que venimos al mundo? Era una pregunta que me daba vueltas en la cabeza, durante mi adolescencia, una y otra vez. Alguien trato de darme una explicación biológica, otros económica y hasta religiosa. Sin embargo, ninguna me dejaba satisfecho. ¿Para qué venimos al mundo? Fue una pregunta que tuve que contestarme. Así que, a mi manera, emprendí el camino que  pudiera llevarme a encontrar la respuesta. Al inicio, parecía que su búsqueda sería sólo diversión y entretenimiento, y así era hasta que la diversión se convirtió en sufrimiento. Una paradoja, como tantas en esta vida. 
 
Cometí aciertos y errores, los suficientes para que la gente, propios y extraños, empezaran a juzgarme. Pero en ese momento, estaba muy metido en mi búsqueda, como para ponerles atención a lo que murmuraban. Hoy, los comprendo. Mi padre insistía que los verdaderos amigos se cuentan los dedos de una mano, y sobran. Nunca me atreví a preguntarle si esos verdaderos amigos incluían familiares, porque veía en él una sombra de respeto hacía ciertos valores tradicionales, aunque para otras fuera sólo hipocresía. Nunca fueron necesarios los dedos. Llegó el momento que el alcohol se había convertido en mi mejor amigo, siempre presente: en fiestas, reuniones, celebraciones, días nublados, noches lluviosas, vacaciones y hasta días escolares.
 
Hasta el alcohol se cansó de mí. Me abandonó. Completamente sólo, volví a preguntar ¿Para qué venimos al mundo? Lo que veía, lo que escuchaba, no me gustaba. No tenía fuerza ninguna, y menos esperanza. Lo único que me aferraba a poder encontrar aún, una respuesta, era mi playera negra con el rostro de Lennon. Mi madre me decía que ya parecía una foto, que tenía más playeras en el armario. Prefería lavarla. Lennon era mi amigo imaginario: "Estoy aquí parado, viendo las ruedas girar. Las he dejado pasar". "Fe en el futuro. Proyectando nuestra imagen en el espacio y el tiempo". Basta. Yo también dejaría de luchar. Dejar pasar a todos y al mundo. No era finalmente, yo, el dueño de esto.
 
Todo por lo que había pasado, había valido la pena. Finalmente me di cuenta, que había venido al mundo para ser feliz. Así pues, empecé por ser más selectivo. Rodearme de todos y todas las cosas que me proporcionarán felicidad. Feliz navidad Joss. Feliz navidad John.