Elan Aguilar*
Cuento. Texto completo (D.R.*)
Y le dije a Dios, “Lo único que te pido es que Alejandra sea
mi novia”. Por supuesto, yo a cambio le prometí portarme bien, cumplir en la
escuela, ayudar a mis padres y, lo principal, dejar de beber alcohol. Era un
trato justo. Y ésta tarde va a hacer el día, no más tiempo. Si todo está en
sus manos quiero mi respuesta hoy, si
está de acuerdo.
Me he puesto mis vaqueros entubados, mi camisa de tres
cuartos de manga y cuello mao que mando hacer mi madre con un pedazo de tela
que había heredado de mi abuela para hacer fundas de cojines pero tuvo la
visión de hacerme una camisa, decía que le gustaba el estampado y que se me
vería padre. Y cierto, parecía no haberse equivocado, a todo mundo le gustaba
la camisa, pero yo estaba seguro que era mi porte; mis tenis finolis blancos
media bota ¿Qué marca?... que importa. Con mi cabello envaselinado.
Me paré en la ventana del salón de los de nuevo ingreso. Ser
de tercero me daba esa seguridad de sentirme no dueño de la escuela, sino parte
de su inventario. Mirando al profesor a los ojos mientras daba su clase, con
esa mirada de anuencia, de que podía continuar con su clase que yo sólo estaba
pasando revisión visual a los nuevos. Cómo si nunca la hubiera visto, me
recargue sobre la ventana e iba recorriendo con la mirada uno a uno de los
presentes entre interesado y perdonavidas, cuando tocó el turno a Alejandra
puse cara de sorprendido, como quien se encuentra una moneda de oro en la
calle, y no le quité la mirada hasta que sus amigas le dijeron en voz baja que
la observaban desde la ventana. Le hice un guiño y me retiré. Supe que mi plan
había funcionado porque a los pocos pasos de retirarme escuché el “¡Eeeeeeeh!”
de su grupo.
Al terminar las clases la abordé. Me ofrecí a cargar con sus
cuadernos y acompañarla. En el trayecto le hablé de mis intenciones. No había
tiempo. Su respuesta sería la respuesta de Dios y nuestro trato. “Me pones en
un aprieto ¿sabes?” ¿En un aprieto? Que bien, eso significaba que… “Tengo
novio.” Dijo. Eso no es ningún aprieto, le dije, sólo tienes que terminarlo y
empezar a salir conmigo. “Pero apenas ayer le dije que sí.” Pues mejor aún, un día no es nada y no lo
sentirá mucho. “Pero me estuvo insistiendo dos meses.” Mejor aún, le podrás
decir que fue por su insistencia por el que accediste pero que realmente no
quieres engañarlo ¿no?
No me había dicho nada si ella quería ser mi novia pero era
para mí un sí el “me pones en un aprieto.” Y antes de dejarla abordar su pesera
contestó “Esta bien.” Le di un beso amoroso y me despedí.
¿Quién puede decir que conoce su razón de vivir? Yo no pero
si sé que cuando empecé a beber alcohol era porque simplemente no me sentía a
gusto con nada. Como si de repente nada tuviera sentido, como si mi lugar no
fuera aquí, en el pueblo, en el país, en el mundo, con estos amigos, hermanos,
padres, conocidos. El alcohol era la droga que me ayudaba a salir de esta
sensación angustiante: harto de lo mismo, ver lo mismo, escuchar lo mismo,
consumir lo mismo, hablar lo mismo y quejarse de lo mismo.
Ahora era otro sin alcohol, Alejandra había aparecido por
designio de Dios para llevar a cabo ese pacto que me daba sentido. No tengo
duda, Alejandra no era casualidad. El primer día que la presenté en la casa,
todos la trataban como si fueran viejos conocidos. En casa se olvidaban de mí y
se ponían a platicar con ella de cualquier cosa. De pronto todos tenían una
mueca de alegría en el rostro. Prefería hacer otras cosas mientras llegaba el
momento de llevarla a casa.
Ella me llevó a la suya y yo me sentía observado, como si
trataran con los ojos de quitar las capas de piel que ocultaban las negras
intenciones de todos los hombres. Al menos así me hicieron sentir.
El hartazgo había sido sustituido por la novedad y el
asombro de cada día. Ir a correr, nadar, caminar, comer, ir al campo, al río,
al lago, leer juntos, hacer la tarea, estar en casa, tomarse de la mano, todo
está bien. Te olvidas de Dios o Dios no te olvida.
Legó su cumpleaños y el mío al día siguiente. Como tenía
muchas amigas, decidieron hacerle una fiesta en una quinta que rentaron, a
orilla del lago. Mis amigos les propusieron festejar el mio el mismo día. Una
buena excusa para conocer a las de nuevo ingreso. Botanas, refrescos,
sándwiches, pastel, música. Mientras los
demás hacían relaciones públicas, Alejandra y yo decidimos tomar prestada una
lancha de motor para dar una vuelta al lago.
¿Por qué Dios es omnipresente? ¿Nadie quiere participar? A
ver Ale, dinos por qué Dios es omnipresente.
-
Porque está en el cielo, en la tierra y en todo
lugar. También es omnipotente porque todo lo puede. Y es omnisciente porque
todo lo sabe.
Muy bien Ale. Después de tu primera comunión, me gustaría me
ayudaras con el catecismo.
-
Si Padre, me gustaría ayudarle. ¿Puedo ser monja
de grande?
Ya veremos Ale. Ya veremos.
____________
¡Eeeeey! ¡Emilio! ¿Qué has hecho con las hojas dominicales?
¿Son avioncitos? ¡Ahora ves chamaquito cuando te agarre! ¡No corras!
-
No, no corro abuela. Pero me quieres pegar.
¡Métete a misa! ¡Y no corras por las tumbas! Llegando a casa
te voy acusar con tu mamá para que te castigue.
-
No abuela. Ya no lo voy a hacer.
____________
-
Madre, en la escuela mis compañeras se
alcoholizan y algunas también se drogan. ¿Por qué no me dejas ir a la escuela
de monjas?
-
Porque irte de monja es como irte al ejército.
Ya no tienes madre, padre, hermanos. Sólo servirías a la iglesia.
-
A mí me gustaría servir a Dios.
-
Pues es lo mismo. La iglesia o Dios ¿no te
gustaría casarte y tener hijos, una familia?
-
Es lo mismo madre. Ahí serviría a mi esposo e
hijos ¿no?
-
No es lo mismo, porque podrás continuar con
nosotros. Aunque el casado casa quiere, tendremos más tiempo para convivir.
_____________
-
Hola señora ¿Cómo está? ¿Se encuentra Dinora?
-
Hola Emilio, bien gracias. Ahora le hablo ¿Oye,
no tienes algo que hacer en tu casa? Bueno mira, ya está aquí Dinora
-
Gracias. Hola Dinora, ¿cómo te fue en la
excursión de la escuela?
-
Bien, gracias.
-
Mira, traje las cartas que te estuve escribiendo
mientras no estabas. ¿Las leemos?
-
Emilio, tenemos que hablar. Me da mucha pena
pero será mejor terminar.
-
Muy bien. Terminemos. Te dejo las cartas, las
escribí para ti. Puedes hacer lo que gustes. Adiós Dinora.
______________
-
Ale, tu tía ya está grande y sola- Me pidió que
te fueras con ella. Ella se va a hacer cargo de tus estudios de bachillerato.
-
Pero mamá, estoy a punto de hacer un retiro
vocacional en la casa de monjas. Te lo había comentado.
-
No te quedarás toda la vida. Ya tendrás tiempo
de poderlo hacer. ¿Y tu tía? Quién sabe cuánto te dure.
________________
-
Venga Emilio, una al hilo
-
¿Una caguama al hilo?
-
¿Qué no?
-
¡Vaa!...
-
Ya te gane guey. Mesero, nos trae otras dos. Y
más botana. Así que déjame decirte, que
si sufres por una mujer, lo siento, sufres por pendejo. Si hay más, muchas más.
Estadísticamente nos tocarían, si las repartimos, como de doce a cada uno.
-
Me gustaría tener tu capacidad para entender las
cosas o de aceptarlas.
-
Tú también la tienes, lo que pasa es que te
gustó mucho. Además, nunca te debes enamorar, porque todas son unas putas.
-
No creo.
-
¿Ves? Ese es el problema, las idealizas. Y
sabes, ellas quieren lo mismo que nosotros: sexo.
-
¿Ah, sí? Entonces ese es mi problema, sabes.
Porque yo no las busco por sexo.
-
¿Qué? No sea mamila. ¿No hasta ellas también nos
dicen golfos?
-
Mira, la vida es corta y se te puede ir en el
sexo o en conocer el amor. Alguien que te ame tal como eres.
-
No, estás cabrón. Mejor tómale, salud… Mira, te
voy a presentar unas amigas.
-
¿Putitas?
-
¡Agüevo cabrón!
-
No, gracias. Mejor preséntame a tú hermana.
-
Jajaja. No te pases eeeh. Ya sabes que está
casada.
-
¿Y qué? Todas son putitas ¿No?
-
¡Jajaja! Por eso me caes a toda madre cabrón.
Tómale, salud.
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-
Ese debe ser el botón de arranque.
-
Segura Alejandra ¿Tomamos el bote?
-
Si. No debe ser gran ciencia. Esa palanquita
dice “Acelerar” y “Retroceder” ¿Ves?
-
Okey. Daremos una vuelta a la laguna. Sólo
recuerda la casa porque ya anochece y todas parecen iguales.
-
Mira, dirígelo al centro y pon el piloto
automático, mientras disfrutamos de la vista.
-
Listo
-
Emilio ¿Sabes que antes de conocerte quería irme
de religiosa? Ven, abrázame.
-
Podría estar así el resto de mi vida, a tu lado.
______________
-
Ya tiene dos años, díganme ¿Qué saben de
Alejandra?
-
Maestra, todos estamos igual que usted. Hace dos
años que desapareció en el lago Alejandra, Emilio y el bote de motor.
e