sábado, 27 de diciembre de 2014

Mis 22 hábitos para el 2015




1. Mantenga siempre el sentido del humor.
2. Nunca se crea demasiado bueno para empezar desde el principio.
3. Haga ejercicio todos los días, incluso cuando no le apetezca.
4. No gaste más dinero del que gana.
5. Beba zumo de cítricos todos los días.
6. El amor a primera vista no es una fábula.
7. Tener un trabajo malo es mejor que no tener ninguno.
8. No malgaste la comida. Cómaselo todo.
9. Su familia es lo más preciado que jamás tendrá.
10. NO coma embutidos todos los días. Yo lo hago y me siento bien.
11. Su vida es delicada. Si se descuida, la podría echar a perder. 
12. No tenga miedo a ser como realmente es.
13. Todo el mundo tiene demasiada ropa. Póngase lo que ya tenga y deje de comprar.
14. Uno debe ser capaz de perdonar, aunque sea difícil.
15. Busque el lado gracioso de cada situación.
16. Si tiene un problema, no posponga el momento de encontrar la solución. Pero si no hay forma de resolverlo, simplemente olvídelo.
17. Haga lo que realmente le apasiona. No tenga miedo de seguir sus sueños.
18. La educación es importante, pero no necesaria. La vida puede ser una educación por sí misma.
19. Explore su propio mundo y mantenga vivo el deseo de aprender.
20. No se tome a sí mismo demasiado en serio.
21. Tenga sentido común. Piense en la respuesta más razonable para cada situación. Si no tiene sentido común, está usted acabado.
22. La vida es un regalo que debe desenvolver. Usted tiene el poder de tomar esa decisión.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Carta a Fernando


Elan Aguilar*
Cuento. Texto Completo D.R.*

Ya viéndolo a la distancia, aunque quizá no sea la palabra adecuada, corrijo y pido una disculpa, ya pasados los días, he podido reflexionar y bueno, quizá en parte se deba al maltrato que recibí de pequeña, ya sabes, decir que se viene de una familia disfuncional da por concluido cualquier tipo de reflexión más profunda que pudiera devenir en señalamientos a otras razones como la educación pública, la programación religiosa o la programación consumista. Vengo de familia disfuncional y eso deja tranquilo a todos. Pero déjame decir que si estábamos ahí reunidos era con un fin, buscamos la forma de ser escuchados, auxiliados por un ente superior, que nos diera la oportunidad de obtener recursos, porque nos estábamos muriendo de hambre. No íbamos a dedicarnos a hacer cosas ilícitas porque no queríamos darte ese ejemplo, te amamos y lo que queríamos era que al vernos, perdón, que al escuchar de tus padres te sientas orgulloso. Siempre estaba ahí presente la oportunidad: se presentaban a ofrecernos trabajos ilícitos, pero tu padre nunca acepto. Yo menos. Pobres pero honrados, pobres, con hambre, sin servicios públicos, sin casa propia, sin ingreso, sin seguro social, sin cuenta en el banco, sin trabajo fijo, pero nunca malandros hijo. Tú tía fue la que un día me hablo de rezarle a otras deidades para que nos diera todo lo que tú mereces. Sólo queríamos lo mejor para ti. Ya sabes cómo son en los medios, todo lo que quieren es dar la nota, vender sus mugres, llamar la atención del caminante, como la marchanta que grita “¡Pásele güerita! ¡Aquí tenemos sus aguacates bien baratos, dulces y maduros!” Y uno ni esta güerita ni necesita aguacates pero ya te ensartaron uno, perdón, ya te vendieron uno. Así es esa gente que vende noticias, a ellos no les interesa el motivo de la gente para hacer tal o cual cosa, ellos dirán que eso a ellos no les corresponde, pero si les corresponde andar haciendo negocio con la desgracia de la gente y eso no lo ponen en primera plana, no lo dicen. Son peores que uno. Yo te amo hijo. Y bueno, este día me permitieron salir al patio, nos dieron el día libre y me permitieron escribirte esta carta. Y bueno, hijito Fernando, debes saber que lo que sucedió no fue más que la desesperación en la que nos encontrábamos y cuando interrumpías durante los rezos, sentí la angustia de que nuestros ruegos y suplicas ya no fueran a ser oídas y de nada sirviera todo el esfuerzo que hicimos para comprar las velas y los menjurjes que nos pidieron para la limpia. A nadie deseo que pase la desesperación y la angustia de cómo va a vivir cada día y mañana, como nosotros estuvimos. Pero supe cuando naciste que eras nuestra bendición. Nunca hubiera deseado hacerte un daño hijo, pero hoy tras las rejas nada nos falta. Espero que esta carta llegue a ti y te la lean. Tengo entendido que hoy tú también vives con comodidad. Si un día quieres venir a verme, o mejor dicho, visitarme, siempre te estaré esperando. Perdóname hijo por el daño que te cometí.

Te quiere mamá.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Casa Allende


PRIMERA PARTE

Me recuerdas a José
todos hablando de María
y de ti una chingada.
Nunca decías nada.
Me enseñabas que era mejor
acciones que palabras.

Siempre apoyaste a la gente
aunque no recibieras nada.
Tan sólo incomprensión.
Pero sé que ni lo consideras,
sólo el amor de los tuyos.

No morirás, las gentes como tú
nunca mueren.
En el amor de tus hijos,
no morirás.
En tu devota esposa,
no morirás.
En la tierra y en el cielo,
no morirás.
En tu madre, y en tu padre,
no morirás.
En el corazón de tu nuera,
no morirás.
En viernes de la semana,
no morirás.
Eres fuerte, tenaz, voluntarioso
no podrás morir.
Se quedan tus ramas,
para dar ejemplo sin reposo.

Sabes bien que sobran las palabras,
estas en paz y nosotros también.
Tu rostro sereno ayer me lo dijo.
Toda una vida, de amor, cuidados,
¿Y cuando me enseñaste a nadar?
Tú que tanto amaste la vida papito,
también me enseñaste que la muerte
es sólo un pretexto,
para reunirnos a todos.
Y estas palabras no son poema.
Es una confesión que te hago,
como me confesaste que todos
Para morir nacimos.

Me acostumbre a tu imagen fuerte,
saludable y de buen comer,
con tu gusto de niño por las
alegrías y las palanquetas,
la nieve y los cacahuates.
El bacalao de fin de año,
me lo comeré por ti.
Ya deberías saberlo y si no te digo,
Que me aleje de ti voluntariamente,
Para guardarte siempre en mí recuerdo.

ELAN AGUILAR

viernes, 21 de noviembre de 2014

Y le dije a Dios



Elan Aguilar*
Cuento. Texto completo (D.R.*)

Y le dije a Dios, “Lo único que te pido es que Alejandra sea mi novia”. Por supuesto, yo a cambio le prometí portarme bien, cumplir en la escuela, ayudar a mis padres y, lo principal, dejar de beber alcohol. Era un trato justo. Y ésta tarde va a hacer el día, no más tiempo. Si todo está en sus  manos quiero mi respuesta hoy, si está de acuerdo.
Me he puesto mis vaqueros entubados, mi camisa de tres cuartos de manga y cuello mao que mando hacer mi madre con un pedazo de tela que había heredado de mi abuela para hacer fundas de cojines pero tuvo la visión de hacerme una camisa, decía que le gustaba el estampado y que se me vería padre. Y cierto, parecía no haberse equivocado, a todo mundo le gustaba la camisa, pero yo estaba seguro que era mi porte; mis tenis finolis blancos media bota ¿Qué marca?... que importa. Con mi cabello envaselinado.
Me paré en la ventana del salón de los de nuevo ingreso. Ser de tercero me daba esa seguridad de sentirme no dueño de la escuela, sino parte de su inventario. Mirando al profesor a los ojos mientras daba su clase, con esa mirada de anuencia, de que podía continuar con su clase que yo sólo estaba pasando revisión visual a los nuevos. Cómo si nunca la hubiera visto, me recargue sobre la ventana e iba recorriendo con la mirada uno a uno de los presentes entre interesado y perdonavidas, cuando tocó el turno a Alejandra puse cara de sorprendido, como quien se encuentra una moneda de oro en la calle, y no le quité la mirada hasta que sus amigas le dijeron en voz baja que la observaban desde la ventana. Le hice un guiño y me retiré. Supe que mi plan había funcionado porque a los pocos pasos de retirarme escuché el “¡Eeeeeeeh!” de su grupo.
Al terminar las clases la abordé. Me ofrecí a cargar con sus cuadernos y acompañarla. En el trayecto le hablé de mis intenciones. No había tiempo. Su respuesta sería la respuesta de Dios y nuestro trato. “Me pones en un aprieto ¿sabes?” ¿En un aprieto? Que bien, eso significaba que… “Tengo novio.” Dijo. Eso no es ningún aprieto, le dije, sólo tienes que terminarlo y empezar a salir conmigo. “Pero apenas ayer le dije que sí.”  Pues mejor aún, un día no es nada y no lo sentirá mucho. “Pero me estuvo insistiendo dos meses.” Mejor aún, le podrás decir que fue por su insistencia por el que accediste pero que realmente no quieres engañarlo ¿no?
No me había dicho nada si ella quería ser mi novia pero era para mí un sí el “me pones en un aprieto.” Y antes de dejarla abordar su pesera contestó “Esta bien.” Le di un beso amoroso y me despedí.
¿Quién puede decir que conoce su razón de vivir? Yo no pero si sé que cuando empecé a beber alcohol era porque simplemente no me sentía a gusto con nada. Como si de repente nada tuviera sentido, como si mi lugar no fuera aquí, en el pueblo, en el país, en el mundo, con estos amigos, hermanos, padres, conocidos. El alcohol era la droga que me ayudaba a salir de esta sensación angustiante: harto de lo mismo, ver lo mismo, escuchar lo mismo, consumir lo mismo, hablar lo mismo y quejarse de lo mismo.
Ahora era otro sin alcohol, Alejandra había aparecido por designio de Dios para llevar a cabo ese pacto que me daba sentido. No tengo duda, Alejandra no era casualidad. El primer día que la presenté en la casa, todos la trataban como si fueran viejos conocidos. En casa se olvidaban de mí y se ponían a platicar con ella de cualquier cosa. De pronto todos tenían una mueca de alegría en el rostro. Prefería hacer otras cosas mientras llegaba el momento de llevarla a casa.
Ella me llevó a la suya y yo me sentía observado, como si trataran con los ojos de quitar las capas de piel que ocultaban las negras intenciones de todos los hombres. Al menos así me hicieron sentir.
El hartazgo había sido sustituido por la novedad y el asombro de cada día. Ir a correr, nadar, caminar, comer, ir al campo, al río, al lago, leer juntos, hacer la tarea, estar en casa, tomarse de la mano, todo está bien. Te olvidas de Dios o Dios no te olvida.
Legó su cumpleaños y el mío al día siguiente. Como tenía muchas amigas, decidieron hacerle una fiesta en una quinta que rentaron, a orilla del lago. Mis amigos les propusieron festejar el mio el mismo día. Una buena excusa para conocer a las de nuevo ingreso. Botanas, refrescos, sándwiches, pastel, música. Mientras  los demás hacían relaciones públicas, Alejandra y yo decidimos tomar prestada una lancha de motor para dar una vuelta al lago.
¿Por qué Dios es omnipresente? ¿Nadie quiere participar? A ver Ale, dinos por qué Dios es omnipresente.
-          Porque está en el cielo, en la tierra y en todo lugar. También es omnipotente porque todo lo puede. Y es omnisciente porque todo lo sabe.
Muy bien Ale. Después de tu primera comunión, me gustaría me ayudaras con el catecismo.
-          Si Padre, me gustaría ayudarle. ¿Puedo ser monja de grande?
Ya veremos Ale. Ya veremos.
                                                  ____________

¡Eeeeey! ¡Emilio! ¿Qué has hecho con las hojas dominicales? ¿Son avioncitos? ¡Ahora ves chamaquito cuando te agarre! ¡No corras!
-          No, no corro abuela. Pero me quieres pegar.
¡Métete a misa! ¡Y no corras por las tumbas! Llegando a casa te voy acusar con tu mamá para que te castigue.
-          No abuela. Ya no lo voy a hacer.
                                                        ____________
-          Madre, en la escuela mis compañeras se alcoholizan y algunas también se drogan. ¿Por qué no me dejas ir a la escuela de monjas?
-          Porque irte de monja es como irte al ejército. Ya no tienes madre, padre, hermanos. Sólo servirías a la iglesia.
-          A mí me gustaría servir a Dios.
-          Pues es lo mismo. La iglesia o Dios ¿no te gustaría casarte y tener hijos, una familia?
-          Es lo mismo madre. Ahí serviría a mi esposo e hijos ¿no?
-          No es lo mismo, porque podrás continuar con nosotros. Aunque el casado casa quiere, tendremos más tiempo para convivir.
                                              _____________
-          Hola señora ¿Cómo está? ¿Se encuentra Dinora?
-          Hola Emilio, bien gracias. Ahora le hablo ¿Oye, no tienes algo que hacer en tu casa? Bueno mira, ya está aquí Dinora
-          Gracias. Hola Dinora, ¿cómo te fue en la excursión de la escuela?
-          Bien, gracias.
-          Mira, traje las cartas que te estuve escribiendo mientras no estabas. ¿Las leemos?
-          Emilio, tenemos que hablar. Me da mucha pena pero será mejor terminar.
-          Muy bien. Terminemos. Te dejo las cartas, las escribí para ti. Puedes hacer lo que gustes. Adiós Dinora.
                                                ______________

-          Ale, tu tía ya está grande y sola- Me pidió que te fueras con ella. Ella se va a hacer cargo de tus estudios de bachillerato.
-          Pero mamá, estoy a punto de hacer un retiro vocacional en la casa de monjas. Te lo había comentado.
-          No te quedarás toda la vida. Ya tendrás tiempo de poderlo hacer. ¿Y tu tía? Quién sabe cuánto te dure.
                                      
                                              ________________

-          Venga Emilio, una al hilo
-          ¿Una caguama al hilo?
-          ¿Qué no?
-          ¡Vaa!...
-          Ya te gane guey. Mesero, nos trae otras dos. Y más botana.  Así que déjame decirte, que si sufres por una mujer, lo siento, sufres por pendejo. Si hay más, muchas más. Estadísticamente nos tocarían, si las repartimos, como de doce a cada uno.
-          Me gustaría tener tu capacidad para entender las cosas o de aceptarlas.
-          Tú también la tienes, lo que pasa es que te gustó mucho. Además, nunca te debes enamorar, porque todas son unas putas.
-          No creo.
-          ¿Ves? Ese es el problema, las idealizas. Y sabes, ellas quieren lo mismo que nosotros: sexo.
-          ¿Ah, sí? Entonces ese es mi problema, sabes. Porque yo no las busco por sexo.
-          ¿Qué? No sea mamila. ¿No hasta ellas también nos dicen golfos?
-          Mira, la vida es corta y se te puede ir en el sexo o en conocer el amor. Alguien que te ame tal como eres.
-          No, estás cabrón. Mejor tómale, salud… Mira, te voy a presentar unas amigas.
-          ¿Putitas?
-          ¡Agüevo  cabrón!
-          No, gracias. Mejor preséntame a tú hermana.
-          Jajaja. No te pases eeeh. Ya sabes que está casada.
-          ¿Y qué? Todas son putitas ¿No?
-          ¡Jajaja! Por eso me caes a toda madre cabrón. Tómale, salud.

                                     _________________
-          Ese debe ser el botón de arranque.
-          Segura Alejandra ¿Tomamos el bote?
-          Si. No debe ser gran ciencia. Esa palanquita dice “Acelerar” y “Retroceder” ¿Ves?
-          Okey. Daremos una vuelta a la laguna. Sólo recuerda la casa porque ya anochece y todas parecen iguales.
-          Mira, dirígelo al centro y pon el piloto automático, mientras disfrutamos de la vista.
-          Listo
-          Emilio ¿Sabes que antes de conocerte quería irme de religiosa? Ven, abrázame.
-          Podría estar así el resto de mi vida, a tu lado.
       
                                      ______________

-          Ya tiene dos años, díganme ¿Qué saben de Alejandra?

-          Maestra, todos estamos igual que usted. Hace dos años que desapareció en el lago Alejandra, Emilio y el bote de motor.

e

viernes, 14 de noviembre de 2014

Atroz


Me gustas, total, entera
toda.
El olor de tu cabello húmedo
invitación a la bestia,
toda.

Me gustas, total, entera
abierta,
tu boca llamarada tibia.
Salvaje puerta
abierta.

Me gustas, total, entera
atroz.
Tus senos, provocativos, gritan
mi cuerpo es tu carne.
Atroz.

            Elan Aguilar

miércoles, 29 de octubre de 2014

Ser estudiante


Si a mí me hubieran dicho
que iba a llegar el día
en que ser estudiante fuera,
sólo simples objetivos
no lo hubiera creído.

Que alguien nos viera,
siendo indiferentes, digo,
del abuso del poder político,
como simples testigos
no lo hubiera creído.

Que puñal tan fino
éste de cuya herida
el país muere y desangra,
si me lo hubieran dicho
no lo hubiera creído.
            Elan Aguilar

viernes, 24 de octubre de 2014

Empezar otra vez. Películas recomendables

Cada día es peor en la industria del cine. En México poco a poco las nuevas generaciones de directores y productores van sacando de la barranca profunda en que cayó en la época de Echeverría, Portillo, De la Madrid y Salinas. Y la Hollywodense no se diga, una industria creada para la propaganda militar, consumista, etc., interna y externa. Y bueno, después de chutarme varios años de mi infancia y adolescencia en basurilla, hoy difícilmente encuentro, ya no digamos una película que desee comprar para mi colección personal sino para volver a ver. Por cierto, debo decir que de películas de terror las he dejado de consumir de años atrás porque no existe hasta hoy una que valga la pena, me quede con LOS OTROS y hasta ahí.

Pues en medio de la producción industrial del cine, me he encontrado con BEGIN AGAIN, desconozco si en México la dejaran con su traducción literal del título o le pondrán uno diferente que nada tiene que ver con el argumento ¿Quién carajos será el encargado de hacerlo? Qué ganas de joder.

Begin Again es una película estadounidense de género comedia-drama estrenada en 2013, escrita y dirigida por John Carney y protagonizada por Keira Knightley, Mark Ruffalo, Hailee Steinfeld y Adam Levine, reza Wikipedia.

Y es una película fresca, un argumento sencillo y olvidado, el amor. Amor por el prójimo, amor por la pareja, amor por la música, amor por tu trabajo, amor por los amigos, amor por la vida.

Mark Ruffalo no deja de sorprender. Cuando piensas que ya lo ha dado todo y que terminará su carrera encasillado en la saga de marvel siendo el señor Hulk, pues resulta que siempre no. Excelente actuación, a pesar de ser el de mayor experiencia actoral, nunca se come el protagonismo de los demás. Y se vuelve, si, el eje que sobrelleva la historia de principio a fin. Inolvidable. Y la música de la película, ni se diga, excelente. No puedes dejar de verla.

Aquí te comparto el tema principal de la pelí. ¿Te late?

miércoles, 15 de octubre de 2014

Fragilidad


Tus lágrimas
espejos de mi fragilidad.
Recuerdos de un paso efímero.

Mis lágrimas
puertas a la enormidad
y no saber qué vendrá.

Que todo sea mentira.
Quédate aquí
o llévame contigo.

Elan Aguilar

martes, 7 de octubre de 2014

Hacienda Mixquic


 Cuento. (Texto completo. D.R.*)
Elan Aguilar *

Era un joven de espeso cabello oscuro, cara con nariz aguileña y cejas formadas y pobladas. No pasaba desapercibido para mucha gente aunque él parecía no percibirlo. Alegre y sonriente irradiaba una personalidad poco común dentro de una comunidad de adolescentes que más bien eran grises, sin color, casi blancos. Conversaba y se relacionaba con todos a pesar de que entre los hombres generaba envidia, que delante de él ocultaban muy bien. Parecía que ellos se confabulaban para, sin proponérselo, desearle mal. Las jovencitas por su lado, por igual crianza o falta de color, también lo juzgaban diferente, podían sentir atracción pero igual lo ocultaban o varias de ellas tenían hermanos que eran “amigos” del audaz joven y quizá por no contrariarlos se mantenían al margen de salir o tratar con él. Existía una joven de alrededor de dieciséis años, con pecas, su tez blanca, cabello largo, espeso, café claro casi rojizo, de uno setenta metros de estatura y cuerpo atlético. Gustaba de usar jeans elásticos que acentuaban la ya atractiva forma de sus caderas. Nadie escapaba de sus encantos y sin embargo nadie había tratado de mantener una relación con ella. O no se le conocía novio alguno. Todos habían tratado de sacarle un beso y nada más. Se conformaban con decir que la pelirroja del pueblo ya había sido “su novia” sólo por el hecho de besarla, faltaba que fuera cierto pues todos querían presumir del hecho. Cuando se le preguntaba más acerca de ella, terminaban diciendo que estaba hermosa pero loca y preferían cambiar el tema. Por extraña coincidencia nuestros hermosos mozalbetes no se conocían hasta el día en que se llevó a cabo la fiesta popular de la colonia el Mezquite, una de tantas que se llevan a cabo en el transcurso del año para festejar al personaje de una calle, a mejoras de una capilla, para fondos de la ayudantía o simplemente un pretexto para que haya baile y bebedera.  ¿Quién es la chica del cabello rojizo? Preguntó. Los “amigos” al darse cuenta de su interés, confabulados siempre alrededor de su mísera envidia, se apresuraron a animarlo a que la conociera ofreciéndose a presentarla ¿No la conoces? Es guapa ¿no? Si gustas nosotros te la podemos presentar. No, gracias. Ahora voy a presentarme solo. “Hola, me llamo Gerardo ¿Cuál es tu nombre? Me llamo Malena ¿te gusta bailar?”.  Y tomándole de la mano le llevo a la pista de baile. Era música sonidera, grupera, guapachosa, de acabarse la suela, de tanto taconazo. Y ese ritmo duró así casi dos horas durante las cuales no pararon de bailar. El baile y la música resultaron ser una especie de terapia hipnótica durante el cual Malena y Gerardo no dejaban de mirarse a los ojos y estar embelesados uno del otro, aparecían leves sonrisas en sus rostros. A sus veinte años siempre había pasado con mujeres de su edad o mayores, atendiendo el consejo de su padre que siempre le advertía de los peligros de salir con mujeres menores que él. Pero por la apariencia de Malena él dio por sentado que era mayor de edad, además siempre considero de mal gusto preguntar la edad a una mujer. Los “amigos” después de la primera media hora de baile, le gritaban o le hacían señas a Gerardo para que dejara de bailar y regresara con ellos, no porque les interesara que conviviera con ellos, era más bien esa sensación que les quemaba por dentro de su total incapacidad de disfrutar de nada y a Gerardo parecía que hasta “La loca” le estaba haciendo pasar un rato agradable. Fue inútil tratar de llamarlo y tampoco se atrevieron a ir donde él para llamarlo pues consideraban que sería obvio ante los ojos de Malena que se encontraban un poco celosos. Después de dos horas empezaron las baladas ¿Me invitas un refresco? Por supuesto, ven. Vamos a la mesa. No, tráelo, aquí te espero, contestó Malena. Gerardo regreso a la pista de baile con un refresco y se lo ofreció. Toma tú primero, le pidió Malena. Gerardo parecía en estar en estado de hipnosis pues hacia exactamente lo que le pedía. No era su voluntad sino Malena. Gerardo tomo del refresco y Malena le tomo su mano con el envase para luego llevarlo a sus labios carnosos y de un rojo brilloso por su lápiz labial. La chica miró su reloj, se acercó a él y al oído le dijo: me tengo que ir. Y le dio un beso en la mejilla suavemente. Lo sintió como una eternidad y se sonrojo. Toma, háblame. Malena le puso en la mano una servilleta con un teléfono anotado con lápiz labial ¿o era sangre? Cuando intentó decirle adiós Malena ya no estaba y volvió a ver la servilleta sintiendo el deseo de besarla, no lo hizo, pero si se la llevó a la nariz: podía oler a Malena.

Llegó Gerardo a casa de la pretendida jovencita. Abrió la puerta y se quedaron sentados afuera, en el borde de la puerta. Eran las nueve de la noche cuando Malena lo tomó del rostro y lo beso. Él se encontraba estupefacto. Era lo que iba pensando cuando se dirigía con Malena pero nunca le había sucedido algo similar. “Si eso es todo lo que quieres, ya lo tienes” le dijo Malena. ¿Un beso? No, te quiero a ti. ¿Me quieres a mí? ¿Estás seguro? Tan seguro que por eso estoy aquí, contesto Gerardo. Creo que antes deberías saber ciertas cosas de mí. Él recordó en ese momento ciertas historias sobre ella, como aquellos que aseguraban que la muerte de algún familiar se había dado justo después de que la dejaban de ver y ella les amenazaba “te acordarás de mí” o como aquellos otros que la culpaban de padecer acné en cuanto empezaron a expresarse mal de ella y que a pesar de tratamientos y cremas quedaban con rostro cacarizo. Pero el entendía que eran las historias que se contaban entre los “amigos” y no le daba mayor importancia. Además él si de algo adolecía era de ser supersticioso. Pero algo centro su atención, a pesar de ser un pueblo pequeño, nadie entre sus conocidos había conocido a sus padres ni cómo se llamaban ¿O viviría con sus familiares? ¿Ya habrían muerto sus padres? ¿Era huérfana? Cuando tomó consciencia que el rato que llevaban sentados no había escuchado ruido alguno del interior de la casa: una radio prendida, una plática de comedor, nada. ¿Y qué es lo necesito saber de ti? Preguntó Gerardo. Te lo contaré pero espero no me dejes de ver por ello: escucho voces. Bueno yo también escucho voces, se escuchan las voces de los vecinos por ejemplo. No, escucho voces de la nada. También puedo ver espíritus o transfiguraciones. ¿Y eso es malo? Pues me han dejado de ver cuando les comento esto y empiezan a decir que estoy loca ¿Crees que estoy loca? Creo que estas muy bonita. No, en serio ¿quieres comprobarlo?  No es necesario, con verte a ti me basta. Bueno, espero que no dejes de visitarme por lo que te he platicado o peor, que hables mal de mí porque sabes lo que les pasa. No, no sé qué les ha pasado pero si me gustaría seguir viéndote. ¿Oye, y tus papás? ¿Qué tienen mis papás? ¿Están en casa? Sí, pero ya deben estar durmiendo, se duermen temprano. ¿Me puedes regalar un vaso de agua? Preguntó Gerardo e intentó abrir la puerta para mirar dentro, había entreabierto la puerta cuando miró un gato pardo, enorme, sentado detrás de la puerta y mirándolo fijamente. ¡Geist! Dijo Malena alegremente. Este es Geist mi gato. Ven échate aquí, a mi lado. Y el gato se acurrucó a un lado de ella. Bien Malena, me tengo que ir, ya es un poco tarde. Malena lo tomó del rostro y lo beso con deseo, como si tuviera un rico dulce entre sus labios. Él empezó a sentirse excitado y con una mano le tomó la cintura y la bajo un poco para sentir sus amplias caderas. Pensaba en tocar sus pechos pero creía que sería un exceso, cuando Malena le tomó su mano y se la llevó a su busto. Le excito sobremanera pero definitivamente nunca le había sucedido algo similar. Con discreción quitó su mano de los senos de Malena y se levantó. Nos vemos Malena. Te busco en la semana. No. ¿No? ¿Por qué? Será que ahora tú eres la que ya no quiere verme. Nada de eso Gerardo, pero que te parece si mejor nos vemos el fin de semana para ir a acampar. ¿A acampar? ¿Dónde? A la hacienda de Mixquic, por Santa Cruz ¿La conoces? No, pero esta excelente la idea. Te gustará, es una hacienda abandonada y la gente de la comunidad la ha acondicionado como un balneario rústico y unos galerones con camas y sus áreas para acampar. Perfecto, no se hable más, yo llevo la casa de campaña y comida. No, la comida la llevo yo, allá tienen una cocina rústica. Te prepararé. Te gustará. Bueno, adiós, el que mucho se despide pocas ganas tiene de irse, adiós. Paso el sábado. Todo pintaba maravilloso, sería quincena el fin de semana y su padre le daría dinero, tendría algo para invitarle.

El camión hizo parada en un crucero y de ahí caminando hacía Santa Cruz, desviándose por una vereda del camino hasta encontrar de frente la entrada, una reja metálica y a un costado un cuarto con una pequeña ventana y unas letras desteñidas “taquilla”, pero no había nadie. ¿Quién cobra? Preguntó Gerardo. Quizá estén adentro haciendo otras cosas. ¿Esperamos? No, entremos. Luego nos encontraran para cobrarnos. A la distancia una construcción antigua, a su lado una palapa con cocina y más allá lo que parecía ser una alberca. Al llegar a la construcción, que albergaba unos galerones de techos altos, Gerardo estaba por preguntar si serían los únicos en el lugar cuando escuchó voces que venían detrás de un arco.

La hacienda se encuentra en desnivel, pasando ese arco encontraras las escaleras que bajan a lo que se supone fue una antigua hacienda de caña, le dijo Malena cuando lo vio acercarse al arco. ¿Se supone? Bueno, se supone porque también se dice que fue un convento de monjas que fueron asesinadas por lugareños. ¿Por gente del lugar? Imposible, la gente de estos rumbos es muy, muy tranquila, y recuerda que todo, con los años empeora no mejora. No podrían ser lo contrario. Te dije que eso es lo que dicen, no me creas. Bueno, bajaré para conocer. Mientras yo iré a pagar y que nos asignen un dormitorio. Te espero en la alberca.

Gerardo bajo a la hacienda, el lugar tiene una energía fuerte, a pesar de tenerlo abandonado, pensó. De las paredes nacían árboles y mala yerba, además de ya no contar con el techo, quedaba sólo la estructura de una magnifica construcción, llena de cuartos amplios divididos por puertas perfectamente alineadas a los cuatro puntos cardinales, observaba cuando el ruido de voces que llegaban del centro de la estructura le quitaron su embelesamiento. Seguro son otros campistas, ¡Hola! ¡Buenas tardes! Saludó. ¡Jajajajajajaja! Reían las señoras y parecían estar contándose anécdotas que no se percataron de su presencia. El día pardeaba y se oscurecía el lugar, más aún por lo tupido del follaje. Recordó su cita en la alberca con Malena y regresó al área de acampar. No tenía idea de cuánto tiempo había permanecido abajo pero la luz del día había desaparecido para dar paso a la luna llena. Lo que permitía tener una buena visibilidad del lugar aunque el único lugar con luz era la cocina de la palapa con su fogón prendido. Sintió un hambre feroz. No había comido nada durante el día. Así que fue directo a la alberca a buscar a Malena para invitarla a comer. La temperatura empezó a bajar. Llegó a la alberca y se llevó una decepción: no tenía agua. ¡Malena! Gritó Gerardo para tratar de ubicarla ¡Aquí! ¡Date prisa! ¡Vamos a comer! Contestó Malena. Al acercarse a la cocina miró a Malena de espalda, en traje de baño, exquisita, preparando los alimentos en la cacerola y sentadas alrededor, un grupo de señoras que no se les miraba su rostro y parecían platicar entre ellas. Mira, acércate ¿Qué tal huele? Malena metió la cuchara en el recipiente y lo sacó rebosante de su mezcla. Gerardo se acercó a oler y vio en la cuchara un globo ocular ¿Qué es eso? Preguntó volteando a ver a Malena que se encontraba con cuencas en lugar de ojos. ¡Devórame los ojos! Y Gerardo hizo exactamente lo que se le pidió.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Otoño


Hoy vi el otoño en tus ojos,
supe que soy próspero,
y por demás dichoso.

Hoy vi a Dios en tu mirada,
Soy,
escuche dentro de mí
mientras me amaba.

Hoy tu vista iluminó la duda,
vendimia de ternura y afecto
Tú,
generosa vida.

              Elan Aguilar


miércoles, 17 de septiembre de 2014

Cuando se hayan ido

Cuando el fuego 
de tus ojos acabe,
la luz de tu presencia
se extinga,
el arrullo de tu voz
calle,
tu ingenio me deje
de alimentar,
cuando se hayan ido,
vivirás en mí, 
perennemente.
        Elan Aguilar

martes, 2 de septiembre de 2014

Yo Poncio Pilatos


Elan Aguilar.* Cuento. Texto completo. DR*
Este título es muy tardío, se encuentra por primera vez en el siglo VII, en el país de Aquitania. En el prólogo aparece la firma de Tito, quien afirma haber estado al frente de los batallones de Vespesiano para dar castigo a quienes dieron muerte al Justo y Salvador de los hombres. El Papa III cita la traducción bajo el nombre de “Actas de Pilatos”. Posterior, en el siglo XIII se hace una traducción al griego y al que denominan como “Hechos de Pilatos”.
Siendo Rey de Aquitania, dejo bajo mi resguardo el testimonio del procurador de Judea, quien viendo rebasada su autoridad di mi apoyo para dar muerte a los ofensores del hijo de Dios, hombre Justo y Salvador de los hombres. Os suplico a cuantos leáis tales cosas, que oréis por mí, a fin de que Dios interceda y me perdone mis culpas y negligencias que haya cometido. Salud a los que escuchen.

Capítulo I. El Sanedrín presenta al acusado

1.      Yo Poncio Pilatos, que fui procurador de Judea hasta el año 36 de la era de Nuestro Señor Jesucristo, hago constar los siguientes hechos:
2.      Fui procurador de Judea por encargo del emperador Tiberio Cesar, que me fue otorgada por servir con distinción en las campañas militares y miembro sobresaliente de la Ordo Equester.
3.      Judea era la provincia más conflictiva y subversiva del imperio y el líder del grupo de extremistas judíos se llamaba Barrabás. A quien personalmente lleve preso a mi llegada a esta prefectura en el año 26.
4.      Fui temido por el Sanedrín al ver que no cedería ante su corruptibilidad y llevar a cabo mi tarea, a saber, hacer efectivo el tributo e imponer el orden.
5.      A un año de mi llegada a estas tierras escuché de un hombre llamado Jesús de 34 años que se hizo bautizar por el Bautista y empezó a predicar, a sanar a los enfermos, resucitar a los muertos, llevar justicia a las mujeres, darle de comer a los hambrientos, convertir el agua en vino,
6.      Mi esposa Claudia, atraída por los comentarios de la muchedumbre, después de asistir a uno de sus sermones quedo sana de sus dolencias y empezó por seguir a Jesús y conoció a María y José que dijeron ser sus padres.
7.      En el año 30, se presentaron ante mí Anás, Caifás, Judas y otros tantos judíos de calidad para acusar a Jesús: Anda diciendo que nació sin concepción carnal y sabemos que es hijo de José el carpintero y de María. Se hace llamar hijo de Dios, más con hechos profana el sábado y viola la ley de nuestros padres.
8.      Les pregunté ¿Qué es lo que hace en sábado y qué dice su ley? Los judíos contestaron: la ley manda santificar el sábado y prohíbe curar en este día. Más él, cura ciegos, sordos, cojos, paralíticos, leprosos, poseídos y da de comer al necesitado.
9.      Repuse: Raza de víboras, no tienen descanso. Aun si esta provincia no perteneciera al Imperio, ustedes seguirían maquinando cosas contra sus propios hermanos.
10.  Ellos replicaron: es practicante de alta magia, puesto que por satanás, expulsa los demonios y por él también cura a los enfermos.
11.  Dije, no es el espíritu inmundo quien puede expulsar los demonios, sino por la virtud del creador.
12.  Respondieron todos: Te suplicamos hagas venir a Jesús a tu tribunal. Sabiendo del aprecio que Claudia mi esposa profesaba por este hombre y en su consideración ordené a un mensajero: Trae a Jesús ante mí y trátalo con dulzura.
13.  El mensajero tendió su manto ante él e inclinando la cabeza dijo: Señor, camina sobre este manto, porque el gobernador te llama.
14.  Los judíos llenos de ira preguntaron ¿Por qué tu mensajero lo adora si es un gentil?
15.  ¿Y los que adoran de los suyos las figuras de oro, no son también judíos? ¿Qué dice su ley?
16.  Volviendo a insistir: pregúntale por qué lo adora. Llame al mensajero ¿Por qué obras así? Y él repuso: he escuchado a los niños gritar “Salve, hijo de Dios. Salud al que está en los cielos.” Y creí.
17.  Les pregunté a los judíos ¿Es verdad que los niños gritaban así? Así es, contestaron. Si vosotros mismos confirmáis que los hijos de los judíos se expresaban así ¿En qué, digan, es culpable el mensajero? Callaron.
18.  Volví a pedir: Ve, e introdúcelo. Al entrar Jesús en el Pretorio, los pendones de los abanderados se inclinaron por si mismas, y los judíos culparon del hecho a los abanderados.
19.  ¿Despotricáis contra mis abanderados? Elegid por vosotros mismos hombres fuertes de su raza para que empuñen las banderas y ya veremos. Ordené al mensajero llevar afuera a Jesús
20.  Los ancianos de los judíos eligieron doce varones robustos. Los conminé: ¡Por la salud del César: si las banderas se inclinan cuando él entre, serán enviados a servir al emperador! Ordené que entrase al Pretorio por segunda vez. 

Capítulo II. Claudia intercede ante el Sanedrín
                                                      
1.      Ordené que entrase Jesús por segunda vez. El mensajero rogó de nuevo que entrase y pasara por su manto. Al entrar, las banderas se inclinaron. Al ver esto los judíos quedaron sobrecogidos y comenzaron a agitarse, no sé si por el hecho acontecido o porque habían perdido a doce de los suyos, entre los que se contaban alguno de sus hijos.
2.      ¿No te habíamos dicho que era un encantador? Aquí tienes 30 monedas de plata, devuélvenos a nuestros varones.
3.      Al oír esto dije a los judíos: ustedes fueron los que culparon a mis abanderados y ustedes quienes propusieron que estaban faltando a su labor. ¿Ahora quieren que yo falte a mi palabra por 30 monedas de plata? Llame a la guardia y solicite llevaran a los doce varones a resguardo para servir al César.
4.      Vi entristecer el rostro de más de seis ancianos, al retirar a los doce judíos. Entrando al Pretorio mi mujer Claudia Prócula me dijo: No hagas nada contra ese Justo, porque he sufrido mucho en sueños en estos días a causa de él.
5.      Empero Anás y Caifás insistieron diciendo: Toda la multitud grita que ha nacido de la fornicación y que es un hechicero. Y aquellos que deponen en contra son sus prosélitos y sus discípulos.
6.      ¿Qué son los prosélitos? Y ellos respondieron: Son hijos de paganos, que ahora se han hecho judíos.
7.      ¿Ahora culpan a mi esposa de ser Prosélito o discípulo? ¿Por qué no le prohibieron cuando ella  mando construir para vosotros numerosas sinagogas? Callaron.
8.      Le dije a Jesús ¿No oyes lo que estos dicen contra ti? ¿Nada contestas?
9.      Jesús repuso: Es a ellos, y no a mí, a quien Dios preceptuó: No levantaréis falso testimonio.
10.  Les dije a los judíos: Tomadlo y juzgadlo según vuestra ley. Mas los judíos repusieron: No nos está permitido  matar a nadie. Viendo el rostro de Jesús, reargüí: ¿Por qué quieren hacer perecer a Jesús? ¿Quieren hacerlo perecer, por ejecutar una buena obra?
11.  Repusieron: Quiere desaparecer la Ley de nuestros padres, la de Abraham, la de Moisés. Les dije: Pongo al sol y a mi esposa por testigo de que nada he encontrado de castigo en este hombre.


Capítulo III. Diálogo con Jesús.

1.      Entonces ordené que saliese todo el pueblo y el Sanedrín, y envíe al mensajero para que pusiese aparte a Jesús para hablar con él.
2.      Dime ¿A quién hago caso? El respondió: Haced y cumplid de acuerdo a tu Ley, pero no actuéis como ellos, porque no practican lo que predican. Lían fardos pesados y los echan en los hombros de los demás, pero ellos no quieren levantar ni un dedo.
3.      Pregunté ¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús dijo: ¿Permitirías que al César le levantaran falso testimonio? Si mi reino fuera de este mundo, no estaría aquí. Mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado.
4.       Le volví a preguntar ¿Qué has hecho? Jesús respondió: Ya los has visto. Pagan el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, pero pasan por alto lo más grave de la Ley: la justicia, la misericordia y la lealtad.
5.      Repuse ¿Luego eres tú el hijo de Dios? Replicó Jesús: Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que oye mi palabra la verdad escucha.
6.      ¿Qué es la verdad? Y Jesús respondió: La verdad viene del cielo. Y repuse: ¿No hay, pues, verdad sobre la tierra? Jesús dijo: Mira cómo los que manifiestan la verdad sobre la tierra son juzgados por los que tienen poder sobre la tierra.
7.      Levantan sepulcros a los profetas y adornan los monumentos a los justos. Dando testimonio de que son hijos de quienes asesinaron a los profetas. Colmaran ahora la medida de sus padres.
8.      Claudia que se encontraba escuchando detrás de un pendón entró y arrodillándose dijo: Señor Jesús ten piedad y perdona nuestras faltas. Agarre a Claudia del hombro para levantarla.
9.      Jesús dijo: No teman y tengan confianza. Todo aquí ha de pasar para que se cumplan las escrituras, porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.
10.  Yo pregunte ¿Qué haré a tu respecto? Jesús dijo: Haz lo que debes. Moisés y los profetas han predicho esta pasión y mi resurrección.

Capítulo IV. Partida a Damasco

1.      De vuelta al Pretorio, convoque de nuevo al Sanedrín y a la muchedumbre que iba con ellos y les dije: Sabéis que de acuerdo a la costumbre, el día de los Ázimos os concedo la gracia de soltar a un preso. Encarcelado tengo al asesino de soldados, que se llama
2.       Barrabás, y no encuentro en Jesús nada que merezca la muerte. ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y todos respondieron a voz en grito: ¡Suéltanos a Barrabás!
3.      Y repuse: ¿Qué haré de Jesús, llamado el rey de los judíos? Y exclamaron todos: ¡Crucifícalo!
4.      Siempre habéis sido una raza sediciosa. Caiga su sangre, pues, sobre vosotros y sobre vuestros hijos hasta el fin de este mundo. Lavándome las manos, como es costumbre, al terminar un juicio.
5.      Dirigiéndome a Jesús continúe: Tal como está escrito en los estatutos de vuestros antiguos príncipes, ordeno, pues, que seas azotado. Y en seguida, a ser crucificado junto a Dimas y Gestas, dos malhechores que ya han sido sentenciados a muerte.
6.      Vino después de la crucifixión, un tal José a pedirme el cuerpo de Jesús para darle sepultura. Envié a la guardia con él para que le entregasen el cuerpo.
7.      Después de 40 noches, apareció Jesús ante mí: No temas, he regresado para levantar la tienda caída de David. Tú me ayudarás. Repliqué: ¿Cómo podrá ser eso si soy un pagano? ¿Cuándo, cómo lo sabré? Y dijo: Lo sabrás. Volví a preguntar: ¿Qué necesito? Él dijo: No llevéis nada para el camino, ni bastón, ni morral, ni comida, ni dinero, ni tampoco dos túnicas. Cree solamente.
8.      Después de seis años, y llegando el rey Tito a sitiar la ciudad para vengar la muerte del Justo, entregué mi cargo al emperador César con una carta en la que doy parte de los hechos acontecidos y partí sin más a Damasco para encontrarme con Claudia, quien había iniciado a los gentiles a invocar el nombre del Señor