Me gusta escribir historias de ficción. Pero cada día más, la realidad supera a la ficción. Parece que los hombres se contentan con subirse al tobogán de la tragedia, quizá un poco motivados por sus corazones vacíos y sin sentido; o al menos así lo entiendo. Aunque, como en la ficción afortunadamente, existe también el o la héroe, el o la salvadora, el o la valerosa, que salen a decirnos que la esperanza existe o mejor aún, a ponernos el ejemplo.
Creo en el hábito de la lectura como un medio para que los niños y adolescentes desarrollen su intelecto, y sus oportunidades de vida se amplíen. También como un medio de abolir la ignorancia, tan dañina en México como en cualquier parte del mundo.
En la calle, un niño de dos años, desnudo, abandonado, cerca de un puesto de carne de perro, se aferra a la vida, conservando un hálito de vida gracias a las sobras que recibe de algunas gentes que pasan por el lugar. Sus costillas sobresalen. Cuando ve llegar a la mujer blanca, su instinto de supervivencia lo pone en alerta. Trata de llamar su atención. Algo mejor debe suceder sin duda, comparado a los ochos meses que ha estado viviendo en la intemperie desde su abandono. Para ganarse algo, piensa, quizá deba bailar. Y con sus últimas fuerzas, hace pequeños movimientos. Luego de obtener agua y una galleta, sus fuerzas le abandonan, cae. El niño fue considerado "brujo" por un sacerdote de la comunidad.
Los sacerdotes evangélicos y curanderos, denuncia la nigeriana Gloria Peter Ekereuwem, en el sureste de Nigeria afirman que las enfermedades y la pobreza son causadas por brujos que traen una terrible desgracia a los que están a su alrededor. Esta simple afirmación por alguien que ostenta el "poder" que le confiere la comunidad que ignora y teme, ocasiona mayores desgracias: los niños estigmatizados pueden ser arrojados al río, enterrarlos vivos o matarlos a puñaladas. En el mejor de los casos, son expulsados de la comunidad a su suerte.
Esta historia, la mayoría la desconoceríamos si no es por gracia de nuestra heroína Anja Riggren Lovén, mujer danesa de 37 años, que abandono su trabajo de vendedora de ropa, que vendió todo lo que tenía en Dinamarca para irse a vivir a Nigeria y abrir un orfanato en las afueras de Uyo. Donde atiende 35 niños y niñas rescatados de las calles y quienes fueron abandonados en las calles por ser considerados "brujos". Esta historia pertenece al último niño rescatado en febrero de 2016, a quién llamó Hope (Esperanza). Anja tiene tatuado en los dedos de su mano izquierda HOPE que también es un acrónimo en inglés de su lema: Helping One Person Everyday (Ayuda a una persona cada día). Ella no profesa ninguna religión, se considera atea.
En México tenemos nuestros propios "brujos", niños abusados sexualmente; maltratados; abandonados; lesionados por superstición; etc. Sería bueno que los medios de comunicación, así como dan a conocer la nota roja, dieran a conocer las Organizaciones No Gubernamentales que existen en los distintos estados del país para que el resto podamos contribuir de distintas maneras. Es posible que encuentren un nuevo mercado de lectores en el intento.
Afortunadamente para Anja Lovén, después de hacerse viral en su país, la foto del "brujo" rescatado, y al cabo de dos días, recibió contribuciones mayores al millón de euros y que le ha dado la posibilidad de construir un segundo orfanato.
Te comparto el video del recate. Y también te dejo el portal web del orfanato: www.dinnoedhjaelp.dk Si llegas a pensar en contribuir, hazlo directo desde el portal. OJO: estafadores han creado cuentas falsas en Facebook usando estas fotos.
Elan Aguilar